5- Orden, Progreso, Estructura y Actor Social
Orden, Progreso, Estructura y
Actor Social.
Muchos de ustedes habrán leído con alguna
extrañeza que la bandera de nuestro vecino y hermano latinoamericano dice,
con letras muy chiquitas, “Orden y Progreso”. Esa consigna, orden y progreso,
típica de una corriente de pensamiento muy rica y en plena vigencia hacia
fines del siglo XIX tuvo muchísima fuerza en varios países de América
Latina, entre ellos el nuestro.
Y esa consigna “Orden y Progreso” sintetiza
una problemática tradicional de la Sociología.
Incluso uno podría clasificar a los sociólogos
entre aquellos que están más preocupados por la temática del orden, de la
continuidad, de la permanencia, de la estabilidad; y aquellos otros cuya
inquietud es el cambio, la modificación, la transformación.
Los primeros van a hacer siempre más hincapié en
los condicionantes sociales, en las estructuras, incluso a mediados del
siglo pasado se desarrolló una fuerte corriente de pensamiento que dio a
llamarse “estructuralista”, que hacía muchísimo hincapié en que las partes de
un todo tienen significación no por sus valores absolutos, sino en la medida
que se relacionan entre sí.
La consideración de esos elementos, no por
separado sino en combinación, que no son otra cosa que una estructura, son los
que incidieron para la continuidad de nuestras sociedades.
En toda estructura hay diversos factores, y
esos factores están relacionados entre sí pero a su vez tienen importancia
diferente. ¿Cuáles son los factores centrales? ¿Cuáles los secundarios?
Por ejemplo, en el siglo XIX el pensador Carlos Marx
hacía muchísimo hincapié en que aquellos factores referidos a la producción eran
los elementos decisivos a la hora de pensar los otros factores. Lo que él denominaba
relaciones de producción, esto es, las relaciones que los seres humanos establecen
entre sí en el momento de la actividad económica, constituían factores fundantes
a la hora de pensar las características de la política, las características
del arte, hasta las características por ejemplo de la música, de la
organización de las orquestas etc.
Afirmaba que si uno entiende a la sociedad como
una gran estructura había algunos factores que constituían lo que él
denominaba la infraestructura y otros que se llamaban superestructura.
Los primeros determinaban en última instancia a
los segundos. Incluso, Marx sostenía que era la contradicción entre una y otra
la que explicaba buena parte de los cambios revolucionarios.
Es que ha habido estructuralismos de muy diversa
índole. Por ejemplo un antropólogo que nació a fin del siglo XIX pero que
desarrolló toda su actividad durante el siglo XX, Claude Lévi-Strauss,
efectuó numerosísimos estudios mostrando cómo todas las sociedades tenían un
factor, un elemento, una norma que organizaba la estructura familiar. Ese
elemento era la prohibición que se denomina habitualmente “prohibición del
incesto”: algunas formas de cruzamiento sexual están prohibidas entre los
seres humanos.
Esa prohibición es distinta en distintas sociedades,
en algunas tiene características muy estrictas y muy extensas, en otras está
solamente circunscripta a algunas formas, pero lo cierto es que todas presentan
una prohibición inicial que hace posible la organización de las familias, incluso
hasta la circulación, tendiendo a que las sociedades no sean tan estrictamente
endogámicas.
Este es otro ejemplo en el que uno ve una
preocupación de cómo factores estructurales, y uno de ellos, la
prohibición del incesto, ordenan el conjunto de la constitución de las
familias.
Los ejemplos de Marx y de Lévi-Strauss, nos
muestran a autores preocupados por la continuidad, por cómo se establecen
regularidades en las sociedades regularidades, y por cómo se rompen esas
continuidades. Incluso esas situaciones de permanencia o de modificación, van
más allá de la conciencia de las propias personas.
Y aquí se presenta un drama siempre actual
entre aquellos pensadores estructuralistas:
Si el condicionante social lo es todo ¿ hay
algún grado para la libertad humana? ¿Es posible salir de esas
estructuras? ¿Más aún, cuando uno cree que sale, cuando uno cree que rompe
esas estructuras, no será una trampa de la propia estructura que permite cierto
grado de libertad ilusoria para cada uno de los individuos?
Para decirlo en términos muy cercanos a
nosotros, ¿Es posible la emergencia de un Messi, de un Maradona, en un
país que no tenga tradición futbolística? Esto es, ¿una tradición muy grande
por cierta forma deportiva, constituye una condición imprescindible para
la emergencia de individuos que descuellan a nivel superlativo?
Y esto que afirmamos alrededor del deporte,
podemos extenderlo a otras actividades, por ejemplo, de las letras, de la
literatura, de la actividad plástica, de la filosofía, etc.
Otros pensadores tienen una preocupación central
por la transformación, por el cambio.
¿Cómo se organizan las modificaciones en las
sociedades? ¿Qué es lo que hace que las sociedades cambien? ¿Cómo se
avanza y como se retrocede? ¿Cómo es que por ejemplo el idioma cambia?
¿Cómo es que las características gastronómicas de una ciudad se modifican? ¿Es
como decía Marx, que cuando se modifican las relaciones de producción se modifican
también las costumbres?
Por ejemplo, ¿Cómo cambia la vestimenta? ¿Qué es
la moda? ¿Por qué las jóvenes saben que este invierno todas deberían
vestirse de negro, pero también saben y están atentas a que de pronto hay
que usar cierto tipo de aros o cierto tipo de maquillaje?
Si lo vemos en el rock o en la música
argentina, ¿Por qué evoluciona? ¿Por qué los Redonditos son importantes en
un momento y en otro momento ya la importancia está a cargo de otro
conjunto?
Cuando reflexionamos sobre lo social no tenemos
que circunscribirnos a un análisis solamente de los grandes cambios, sino que
en la micro-modificación podemos investigar, podemos estudiar cuales son
los elementos que van en el sentido de la permanencia y aquellos que van
en el sentido del cambio.
Sobre estos autores, que hacen más hincapié en las
conductas que en las estructuras, muchas veces se afirma que son pensadores que
se preocupan por el “actor”, por el sujeto social. Porque las cosas ya no
las vamos a analizar como los anteriores que mencione desde los grandes
determinantes sociales, sino desde los grandes movimientos.
Por ejemplo, ¿Que es lo que hace que surja un
movimiento político como el peronismo o el radicalismo? ¿Qué es lo que
hace que decaiga un grupo político y se extinga? ¿Qué es lo que hace que de
pronto la gente se junte tal día y salga a las calles para hacer un
piquete, para protestar tal cosa, para festejar o para lamentar tal otra cosa?
¿Cómo son posibles esas conductas colectivas que muchísimas veces logran cambios
profundos en la sociedad, en el sistema impositivo, en el sistema salarial
o en los sistemas de jubilaciones? ¿Hay determinantes sociales para ello?,
¿O cualquier cambio es posible? ¿Una sociedad puede saltar de una forma
económica organizativa a otra sin mediaciones?
Podemos verlo en otro plano, en el plano del
idioma.
“Yo” sigue siendo “yo” en el idioma español
desde hace muchos siglos. Sin embargo, encontramos muchísimos aspectos que
cambian todos los días y los jóvenes quizá son más sensibles a ello que las
personas mayores.
Esto es, estas corrientes de pensamiento van a
hacer hincapié en la constitución de identidades, de sujetos sociales en
diferentes esferas de actividades. No se trata aquí tanto de conocer clasificaciones
estadísticas sino de analizar cómo se constituyen los conglomerados humanos.
Tenemos pues que unos pueden ser catalogados de
estructuralistas, otros de inquietos por el papel del sujeto social. También
puede clasificarse a los pensadores si están preocupados por la
continuidad o por el cambio. Estos dos pares de perspectivas se entrecruzan y
todo analista de la sociedad que se precie ha pretendido combinar estas
inquietudes, ha tratado de sintetizar estos problemas, con diferente grado
de éxito.
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