24- Estado, Poder y Sociedad
Estado, Poder y Sociedad
El pensamiento político moderno surge a comienzos del siglo XVII junto con la constitución de los Estados centralizados. Más allá de las distintas corrientes dentro del campo de la sociología política, existe un eje central que articula a todas ellas: la idea de que el Estado es el sujeto con mayúsculas en la organización de las relaciones de poder de las sociedades modernas.
La creencia en una supuesta autonomía del Estado respecto de la sociedad, de los individuos y de las otras esferas de la vida social (religión, cultura, etc.) es una idea específicamente moderna. Esta concepción estadocéntrica introdujo la separación entre el Estado, entendido como esfera de lo público y de la política, y la Sociedad, concebida como ámbito de lo privado, el mercado y lo económico. En este capítulo, se hará un recorrido por los diferentes enfoques acerca del poder, las formas de dominación, la autoridad, la legitimidad, la noción de soberanía, el derecho, etc., como conjunto de conceptos herramientas para reflexionar en torno a las relaciones de poder.
Surgimiento del Estado Moderno
Los Estados modernos no son entes abstractos o entidades estáticas. Por el contrario, como actores históricos, están sujetos a procesos dinámicos. El Estado moderno constituye una forma histórica determinada de organización de las relaciones de poder.
Según los distintos autores el origen de la sociedad y del poder puede fundarse en la fuerza, en el consenso (contrato o acuerdo), o considerar a la sociedad como un hecho natural. El hombre es por naturaleza un ser social y un animal político (Aristóteles).
Mientras que los contractualistas postulan el origen del Estado en un contrato o pacto social, Max Weber postula que la fuerza históricamente es el origen del Estado, que asume luego el monopolio de la violencia.
El surgimiento del Estado moderno nos remonta al siglo XVII. Estamos hablando de una época de transición, del pasaje de la sociedad feudal a la sociedad burguesa, y del período de consolidación de los Estados absolutistas.
El nacimiento del Estado moderno se apoyó en la institución de la monarquía, que consiste básicamente en que el poder soberano era detentado por un individuo: el Rey.
Este esquema de poder se valió del Derecho como herramienta clave y como forma de discurso opuesto a las formas de dominación feudales. La monarquía se basó en un discurso legitimador del poder del Rey o monarca, de su derecho a gobernar, de carácter jurídico.
Ya no alcanzaban sólo con reprimir los reclamos de las masas, sino que era necesario encauzarlas, organizarlas según los fines del Estado. Comenzaba a entenderse que sólo con la fuerza (la coerción) no se llegaba a consolidar un poder estable. Para sostener un orden social el poder no sólo se sirve de la represión, también requiere de persuasión y de elementos de cohesión social. Los diversos grados de violencia o represión que un régimen de dominación emplee dependerán de varios factores; entre ellos, del papel que cumplan las normas o valores compartidos.
Los Estados modernos necesitan de las pasiones populares, las despiertan y las encauzan según sus necesidades. Por ejemplo, pueden azuzarlas para la guerra con otro Estado mediante el patriotismo o nacionalismo. O también pueden hacer uso de una simbología (como la bandera, el himno, etc.) que refuerza determinados conceptos por ejemplo de patria, nación, etc.
El nacimiento del orden estatal se apoyó en la concepción de estado propugnada por el contractualismo, según la cual el Estado, fundado en la idea de contrato social, venía a instaurar la paz civil. Entonces es el consenso y no la guerra, el fundamento del orden social.
El Soberano estaba asociado a la figura del Rey. Con la eclosión del capitalismo, la soberanía dejó de recaer en un rey y se desplazó hacia el Estado y el pueblo.
Así pues, se van delineando las condiciones básicas para la fundación de un Estado nacional:
- territorio unificado
- mercado único
- paz social
El concepto de Estado puede entenderse de distintas formas:
- Como aparato administrativo (burocracia).
- Como autoridad soberana.
- Como fuerza que detenta el monopolio legítimo de la violencia en un territorio delimitado.
- Como esfera que representa el interés general de una sociedad.
- Como instrumento de opresión de la clase dominante.
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