16- Karl Marx, el materialismo histórico

 

Karl Marx, el materialismo histórico

El marxismo representa, junto al psicoanálisis, uno de los grandes paradigmas críticos para nuestra modernidad del siglo XIX y XX.

Karl Marx (1818-1883) nació en Tréveris, en Alemania. Estudia Derecho en las Universidades de Bonn y Berlín, donde inicia su participación en política. También se dedica de lleno al periodismo político. A partir de los 25 años su vida transcurre entre el exilio y el destierro.

Emigra a París, de donde es expulsado bajo el cargo de “revolucionario peligroso”.  Se establece en Bruselas, participa de la Liga de los Justos (grupo político del cual nacerá la Liga de los Comunistas) y luego viaja a Londres cuando es expulsado de Bruselas.

En 1848 publica El Manifiesto Comunista. Reside un tiempo en París y luego regresa a Alemania donde es nuevamente juzgado y expulsado.

Finalmente, con esposa e hijos y en condición de pobreza, se queda en Inglaterra hasta su muerte en 1883. Allí se dedicó por muchos años a estudiar economía en la Biblioteca del Museo Británico y a escribir su obra más importante: El Capital, una teoría crítica del capitalismo.

En esta obra, Marx hace un análisis profundo e implacable del capitalismo, que tuvo gran influencia teórica y cuyos puntos de vista generaron grandes controversias dentro y fuera de la comunidad académica.

 

La Teoría Marxista de la Historia

A Marx es difícil encasillarlo en disciplinas separadas, y tampoco se lo puede reducir a una especialidad disciplinaria. Así pues, desde la sociología, la historia y la economía, hizo notables contribuciones en diferentes campos del conocimiento.

La teoría marxista de la historia se apoya en una arquitectura conceptual para interpretar el devenir histórico de sociedades en movimiento.

Como vimos, la sociología positivista que inicia Comte se limita a analizar los hechos del orden social existente, y lo justifica como un orden natural, es decir, ve a la sociedad como el reino de la armonía.

 Marx, por el contrario, concibe a la sociedad como un sistema de antagonismos. Por consiguiente, lo que hasta ese momento se veía como el orden social tradicional, pasó a ser tratado como una conflictiva sociedad de clases.                                                      

Los padres fundadores de la teoría social pensaban que el progreso se desarrollaba continuo y lineal (la idea de evolución).

Para Marx, en cambio, el progreso ya no es ordenado, sino discontinuo y contradictorio. Además, este progreso supone vencedores y vencidos.

En la teoría marxista se destaca la búsqueda del sentido profundo de la sociedad en sus relaciones económicas; la importancia de la totalidad; la idea de que la sociedad está dividida en clases, que éstas tienen intereses antagónicos, y que esta lucha de clases es el motor del cambio social.

Marx plantea que los sistemas sociales son producto de luchas históricas concretas entre sujetos históricos concretos. El conflicto es algo obviamente central en la vida social.

Esta perspectiva confronta con diversas teorías de lo “incondicionado”, es decir, aquellas ideas que suponen que las sociedades han sido hechas así, que siempre ha habido pobres, y que entonces nada puede hacerse para transformar el orden de las cosas.

Para Marx, el individuo es un “individuo social”. La vida de los hombres está determinada por un sinnúmero de factores, entre los cuales se destacan las relaciones que éstos establecen en la producción de bienes.

La historia humana es, entonces, la historia de los hombres y el modo en que se apropian de la naturaleza para obtener sus bienes. La vida de los hombres y las relaciones que establecen entre sí en el proceso de producción, configuran una  totalidad: la producción es un proceso activo de vida.   

En una metáfora, Marx compara la sociedad capitalista con un edificio. La planta baja sería la estructura económica social, el primer piso la estructura jurídica política, y por encima, las formas ideológicas de la conciencia social.

Es decir, que considera a la economía como la base fundamental que determina la existencia social.

La superestructura estaría comprendida por el Estado, la organización familiar, las tradiciones morales, religiosas, etc. Sin embargo, el aspecto “ideológico” de la superestructura se introduce en todas las esferas del “edificio” social.

Marx estudia las propiedades sociales que adquieren las cosas y las personas por entrar en determinadas relaciones sociales. Por ejemplo, sólo en determinadas relaciones sociales históricas a un hombre se lo convierte en un esclavo.

Marx abordó el estudio de la naturaleza y la mecánica de la transición del orden pre-capitalista a la sociedad capitalista. En el sistema económico feudal, los campesinos cultivaban su tierra y dominaban la producción, conociendo de ella hasta su más mínimo secreto.

En cambio, el sistema capitalista descompone la actividad laboral en múltiples fases, generando la división del trabajo. El capitalismo actúa anulando la sabiduría de los trabajadores.

Friederich Engels,  amigo de Marx y co-autor de algunas de sus obras, intenta esclarecer el sentido de la célebre expresión de Marx: “En la producción social de su existencia, los hombres contraen determinadas relaciones, necesarias e independientes de su voluntad como las relaciones de producción”.

El problema que surge sobre esta cuestión es cómo las estructuras determinan lo que hacen los individuos. Es decir, cuáles son los límites, si los hay, de la capacidad de los individuos para actuar independientemente de las restricciones estructurales.

 




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