13- Características del Positivismo
Características del Positivismo
El término positivismo fue utilizado por primera vez, en el lenguaje filosófico y científico, por el pensador francés del siglo XIX, Augusto Comte.
La obra de Comte es considerada como la expresión clásica de la actitud positivista, es decir, la actitud de quien afirma que tan sólo las ciencias empíricas son la adecuada fuente de conocimiento.
Pero a Comte no le faltaron precursores, él mismo se reconoce como sucesor principalmente de David Hume (1711-1776) exponente del empirismo inglés de la época. Era propicio para el desarrollo del positivismo el momento histórico en que Comte lo formuló. Las ideas empiristas habían ido propagándose al ritmo de los avances de la Revolución Industrial.
Por otra parte los progresos en las ciencias físicas y matemáticas, la nueva afición a los estudios históricos, un ambiente intelectual verdaderamente positivo eran terreno fértil para el florecimiento de una doctrina ´positivista".
Para Comte, positivo es inseparable de orgánico, de preciso, de cierto, de real. La filosofía positiva se contenta con las realidades apreciables por nuestro organismo, por esto es real; elimina toda indagación sobre lo absoluto. Inclina al espíritu a “lo útil". Quita todo lo indeterminado y vago, haciéndose precisa como la ciencia matemática, cuyo método adopta.
Nada avanza que no sea perfectamente demostrable y esté enteramente acorde con los hechos cuyas leyes invariables descubre, y así abre un camino seguro al progreso científico.
La realidad empírica se convierte en lo verdadero y en el único objeto del conocimiento; lo cual supone una renuncia a cualquier planteo o propuesta valorativa. Se trata de explicar, con la aplicación del método científico, la totalidad de los fenómenos, sean de orden natural o social.
Aquello que no pueda someterse a las premisas y condiciones de esta concepción de la ciencia carece absolutamente de valor. Todo lo que se encuentre más allá de lo regido por la relación causa-efecto pertenece a la fantasía.
Estos principios fundamentales pueden sintetizarse de la siguiente manera:
a) El rechazo a la metafísica y a toda proposición no vinculada con hechos constatados.
b) El rechazo a los juicios de valor, en cuanto no se apoyan en certezas y en leyes científicas.
c) El recurso al empirismo, único medio de llevar a cabo observaciones sistemáticas y ciertas, para deducir conclusiones válidas.
Como se ve, el positivismo es sobre todo una actitud frente al problema del conocimiento y la expresión más clara del espíritu cientificista del siglo XIX.
La utopía de un conocimiento “objetivo” (sin mediaciones) de la realidad se creía posible. Esto suponía un predominio absoluto del objeto sobre el sujeto de conocimiento.
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