3- Orden y progreso, estructura y actor
Orden y progreso, estructura y actor.
Muchos de ustedes habrán leído con alguna extrañeza que la bandera de nuestro
vecino y hermano latinoamericano dice, con letras muy chiquitas, “Orden y Progre-
so”. Esa consigna, orden y progreso, típica de una corriente de pensamiento muy
rica y en plena vigencia hacia fnes del siglo XIX tuvo muchísima fuerza en varios
países de América Latina, entre ellos el nuestro Y esa consigna “Orden y Progreso”
sintetiza una problemática tradicional de la Sociología.
Incluso uno podría clasifcar a los sociólogos entre aquellos que están más
preocupados por la temática del orden, de la continuidad, de la permanencia, de la
estabilidad; y aquellos otros cuya inquietud es el cambio, la modifcación, la trans-
formación. Los primeros van a hacer siempre más hincapié en los condicionantes
sociales, en las estructuras, incluso a mediados del siglo pasado se desarrolló una
fuerte corriente de pensamiento que dio a llamarse “estructuralista”, que hacía mu-
chísimo hincapié en que las partes de un todo tienen signifcación no por sus valores
absolutos, sino en la medida que se relacionan entre sí. La consideración de esos
elementos no por separado sino en combinación, que no son otra cosa que una es-
tructura, son los que incidioron para la continuidad de nuestras sociedades. En toda
estructura hay diversos factores, y esos factores están relacionados entre sí pero a
su vez tienen importancia diferente. ¿Cuáles son los factores centrales? ¿cuáles los
secundarios?
Por ejemplo, en el siglo XIX un pensador -que aquí vamos a analizar-, Carlos
Marx, hacía muchísimo hincapié en que aquellos factores referidos a la producción
eran los elementos decisivos a la hora de pensar los otros factores. Lo que él de-
nominaba relaciones de producción, esto es, las relaciones que los seres humanos
establecen entre sí en el momento de la actividad económica, constituían factores
fundantes a la hora de pensar las características de la política, las características del
arte, hasta las características por ejemplo de la música, de la organización de las
orquestas etc. Afrmaba que si uno entiende a la sociedad como una gran estructura
había algunos factores que constituían lo que él denominaba la infraestructura y
otros que se llamaban superestructura. Los primeros determinaban en última ins-
tancia a los segundos. Incluso, Marx sostenía que era la contradicción entre una y
otra la que explicaba buena parte de los cambios revolucionarios.
Es que ha habido estructuralismos de muy diversa índole. Por ejemplo un an-
tropólogo que nació a fn del siglo XIX pero que desarrolló toda su actividad
durante el siglo XX, Claude Lévi-Strauss, efectuó numerosísimos estudios mos-
trando cómo todas las sociedades tenían un factor, un elemento, una norma que
organizaba la estructura familiar. Ese elemento era la prohibición que se denomi-
na habitualmente “prohibición del incesto”: algunas formas de cruzamiento sexual
están prohibidas entre los seres humanos. Esa prohibición es distinta en distintas
sociedades, en algunas tiene características muy estrictas y muy extensas, en otras
está solamente circunscripta a algunas formas, pero lo cierto es que todas pre-
sentan una prohibición inicial que hace posible la organización de las familias,
incluso hasta la circulación, tendiendo a que las sociedades no sean tan estricta-
mente endogámicas. Este es otro ejemplo en el que uno ve una preocupación de
cómo factores estructurales, y uno de ellos, la prohibición del incesto, ordenan el
conjunto de la constitución de las familias.
Los ejemplos de Marx y de Lévi-Strauss, nos muestran a autores preocupados
por la continuidad, por cómo se establecen regularidades en las sociedades regula-
ridades, y por cómo se rompen esas continuidades. Incluso esas situaciones de per-
manencia o de modifcación van más allá de la conciencia de las propias personas. Y
aquí se presenta un drama siempre actual entre aquellos pensadores estructuralistas:
¿si el condicionante social lo es todo, hay algún grado para la libertad humana? ¿Es
posible salir de esas estructuras? ¿Más aún, cuando uno cree que sale, cuando uno
cree que rompe esas estructuras, no será una trampa de la propia estructura que per-
mite cierto grado de libertad ilusoria para cada uno de los individuos? Para decirlo
en términos muy cercanos a nosotros, ¿es posible la emergencia de un Messi, de un
Maradona, en un país que no tenga tradición futbolística? Esto es, ¿una tradición
muy grande por cierta forma deportiva, constituye una condición imprescindible
para la emergencia de individuos que descuellan a nivel superlativo? Y esto que afr-
mamos alrededor del deporte, podemos extenderlo a otras actividades, por ejemplo,
de las letras, de la literatura, de la actividad plástica, de la flosofía, etc.
Otros pensadores tienen una preocupación central por la transformación, por el
cambio. ¿Cómo se organizan las modifcaciones en las sociedades? ¿Qué es lo que
hace que las sociedades cambien? ¿Cómo se avanza y como se retrocede? ¿Cómo
es que por ejemplo el idioma cambia? ¿Cómo es que las características gastronómi-
cas de una ciudad se modifcan? ¿Es como decía Marx, que cuando se modifcan
las relaciones de producción se modifcan también las costumbres? Por ejemplo,
¿cómo cambia la vestimenta? ¿Qué es la moda? ¿Por qué las jóvenes saben que este
invierno todas deberían vestirse de negro, pero también saben y están atentas a que
de pronto hay que usar cierto tipo de aros o cierto tipo de maquillaje? Si lo vemos
en el rock o en la música argentina, ¿por qué evoluciona? ¿Por qué los Redonditos
son importantes en un momento y en otro momento ya la importancia está a cargo
de otro conjunto?
Cuando refexionamos sobre lo social no tenemos que circunscribirnos a un aná-
lisis solamente de los grandes cambios, sino que en la micromodifcación podemos
investigar, podemos estudiar cuales son los elementos que van en el sentido de la
permanencia y aquellos que van en el sentido del cambio.
Sobre estos autores, que hacen más hincapié en las conductas que en las estruc-
turas, muchas veces se afrma que son pensadores que se preocupan por el actor,
por el sujeto social. Por que las cosas ya no las vamos a analizar como los anterio-
res que mencione desde los grandes determinantes sociales, sino desde los grandes
movimientos. Por ejemplo, ¿que es lo que hace que surja un movimiento político
como el peronismo? ¿Qué es lo que hace que decaiga un grupo político y se extin-
ga? ¿Qué es lo que hace que de pronto la gente se junte tal día y salga a las calles
para hacer un piquete, para protestar tal cosa, para festejar o para lamentar tal otra
cosa? ¿Cómo son posibles esas conductas colectivas que muchísimas veces logran
cambios profundos en la sociedad, en el sistema impositivo, en el sistema salarial o
en los sistemas de jubilaciones? ¿Hay determinantes sociales para ello?, ¿o cualquier
cambio es posible? ¿Una sociedad puede saltar de una forma económica organizativa
a otra sin mediaciones?
Podemos verlo en otro plano, en el plano del idioma. “Yo” sigue siendo “yo” en
el idioma español desde hace muchos siglos. Sin embargo, encontramos muchísimos
aspectos que cambian todos los días y los jóvenes quizá son más sensibles a ello que
las personas mayores.
Esto es, estas corrientes de pensamiento van a hacer hincapié en la constitución
de identidades, de sujetos sociales en diferentes esferas de actividades. No se trata
aquí tanto de conocer clasifcaciones estadísticas sino de analizar cómo se constitu-
yen los conglomerados humanos.
Tenemos pues que unos pueden ser catalogados de estructuralistas, otros de in-
quietos por el papel del sujeto social. También puede clasifcarse a los pensadores
si están preocupados por la continuidad o por el cambio. Estos dos pares de pers-
pectivas se entrecruzan y todo analista de la sociedad que se precie ha pretendido
combinar estas inquietudes, ha tratado de sintetizar estos problemas, con diferente
grado de éxito.
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